Tres que quiero de vuelta


Estos días me puse a pensar en juegos viejos, eso que disfruté en mi adolescencia, mientras deglutía la merienda post escuela y preparaba para enfrentarme a una pila de insoportable tarea. Muchos de esos juegos son de los que la gran mayoría atesora en sus respectivos rincones nostálgicos: Marios, Metroids, Monkey Islands, Zeldas y un larguísimo etcétera.


Pero hoy quería hablarles de tres juegos que, por distintas razones, significaron algo en mi vida fichinera, y que vaya a saber uno por qué a ningún estudio desarrollador se les dio por sacarlos del olvido. Este es mi top 3 de juegos que quiero de vuelta.

Descent: Freespace


Sería una obviedad decir que quisiera el regreso de la saga Wing Commander. Pero realmente todos los fans de esta saga, entre los que creo figura Konil, tendremos nuestro sueño cumplido tarde o temprano. Pero hay otra serie de simulación de combate espacial que supo llenar mi corazón nerd fanático de la ciencia ficción.

Descent: Freespace nació como un desprendimiento de Descent un clásico juego de acción en primera persona en nos subíamos a bordo de una nave armada hasta los dientes. A diferencia de dicho juego en Freespace peleábamos (obviamente) en el espacio abierto, y tenìamos una enorme variedad de naves de combate para elegir, todas encolumadas en un soberbio diseño de jugabilidad, que hacían memorables todos los combates siderales.
Sumado a eso nos encontrábamos con un argumento que si bien no tenía el toque épico ni cinematográfico de Wing Commander supo tomar muchos elementos interesantes de algunas de las mejores series de ciencia ficción de los noventa, Star Trek: The Next Generation, Deep Space Nine y Babylon 5.


Interstate ´76
Los ángeles del fichin
Aunque las apariencias engañen, Interstate ´76 no es un juego de guerra de autos, como Twisted Metal, o por lo menos no solo eso. Podríamos definirlo como un Mechwarrior con autos en la década del setenta, de hecho el juego se hizo con el engine de Mechwarrior 2. Encarnábamos a un aventurero llamado Groove Champion quien se sube a su poderoso auto Picard Piranha, con ese color naranja estridente, para vengar la muerte de su hermana a manos de un grupo de piratas del asfalto yanquis.

El argumento era grasa, pero estaba contado como los dioses, y la banda sonora de música funky redoblaba la apuesta. Pero donde el juego realmente brillaba era gracias a su diseño, que nos permitía incluir distintas armas en nuestro auto pero de una forma “realista”, ya que teníamos que tener en cuenta el peso de cada uno de estos artefactos del demonio antes de montarlas. Esto era solo el punto de partida a un compendio de misiones que incluían persecuciones, carreras, arenas de la muerte y todo tipo de disparos y explosiones de auto a auto, con el desierto de Texas y Nuevo Mexico de fondo.

El juego también se destacaba por todas sus opciones de juego multijugador y un genial editor de niveles. Desafortunadamente, lo que apuntaba a convertirse en una excelente saga apenas tuvo una expansión, bastante buena por cierto, y una paupérrima secuela, Interstate ’82.


Earthworm Jim
Uno de los niveles acuáticos más putos de la historia.
Una aventura espacial protagonizada por un gusano que se mete en un traje espacial. Este es el comienzo de Earthworm Jim ¿Cómo pudo convertirse eso uno de los mejores fichines de acción y plataformas de los noventa? Preguntenle a la gente de Shiny Entertainment, creadores de esta genial locura.

Earthworm Jim es de esos juegos que salen en el momento justo. Para el año de lanzamiento, 1994, las consolas de 16 bits estaban a pleno, y este supo sacarles todo el jugo entregando un juego divertidísimo, con un genial diseño de niveles y, sobre todo, endemoniadamente difíciles. Todavía me acuerdo el día que pude pasar esa escena del orto dentro del agua donde hay que conducir a Jim por un grupo de capsulas submarinas más frágiles que la porcelana, y que se rompían apenas rozando las paredes del escenario.

Atesoro el recuerdo de jugar Earthworm Jim y su genial secuela, probablemente mejor que la primera parte. La serie siguió con una patética tercera parte, con perspectiva 3D, que tiro por la borda lo hecho por sus antecesores. Luego de la remake HD del primer Earthworm Jim, creo que llegó la hora de que el gusano más famoso de los videojuegos vuelva con toda su gloria. Este es el momento.

Damián Silberstein se alimenta de recuerdos color sepia. Dale de comer en su Twitter.

3 comments:

Mawi the dude dijo...

Jim, el juego qeu hacia mis bizarras delicias cuando niño, y tambien me incitaba a hacer la tarea, pues cuando me portaba bien mi viejo me lo ALQUILABA en un videoclub...afff..glorias de los noventa...snif

Konil dijo...

Vamos carajo Freespace! Te banco Damian!

Interstate 76 es el unico juego del mundo donde tocas un boton y un pibe tira una poesia.

Damian Silberstein dijo...

Si, Konil, para más info (aunque creo que ya lo sabés) la tecla que tenías que apretar era la "P". Que juegazo LPM!

Freespace es la gloria nerd por excelencia.

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