La Emasculación de Mario


Hace poco nuestro mariologo estrella se quejaba de lo choto que era el bigotón de Nintendo en versión dibujos animados. Pero su columna me dejó pensando en todas las iteraciones del personaje, que se fue convirtiendo gradualmente en el ratón Miguelito del siglo XXI. Por más que Damián critique al Capitán Lou Albano, estamos hablando de una representación, avalada por Nintendo, de un Mario masculino, que lleva el mostacho en alta estima, como un votante del Pro. ¿Qué fue lo que pasó?

En un principio Mario era un personaje totalmente amoldable. Si bien en su primera aventura contra el gorila su misión era rescatar a la turrita de turno, en esa época todos sabían que su intención era el garche y no pelotudeces como una torta.

Eran los 80's, es eso o una pila de merca.
En el segundo juego controlamos al pobre Jr. que intenta rescatar a su padre de las garras de ¿Mario?, el villano, que tiene encerrado a Donkey Kong en una jaula, y lo tiene a raya con un látigo. No solo eso, además la fila de alimañas que atacan al pobre Jr. son comandadas por el férreo y sensual latigueo de Mario. Era una época diferente, hoy Mario será un genocida de goombas, pero no los lacera a latigazos.

Indudablemente estamos hablando de otro Mario.
Mario también fue el villano de stock en la serie animada de Donkey Kong, en el rol de entrenador/cuidador del fenómeno circense, y Pauline era la que manejaba el látigo. ¿Qué tenían con los látigos en los 80's? ¿O acaso ahora no los vemos más en productos por que los relacionamos con el masoquismo? Más allá de esta fijación indiana jonesca, Mario era un ser ríspido y huraño, más acorde a su pinta.

Y con extrañas predilecciones sexuales.
El Capitán Lou Albano fue la última representación verdaderamente masculina que tuvo el personaje, y justo para coincidir con la llegada del viento de cambio que significó Sonic, Nintendo decidió convertirlo en un personaje de Disney, creando la antigua discusión de que Sega era para pibes cool y Nintendo para nenes de mamá.

Esto nos hace pensar que Nintendo fue muy sabía al convertir a Mario en un bebé: jamás hubiera llegado a nada de haber seguido los pasos de Sonic, que rozó la oportunidad de convertirse en un avatar de los furries. Pero por más que ahora nos lo pinten rudo en juegos como Super Smash Bros. o Mario Strikers, donde no podemos dejar de remarcar que Waliugi festeja señalándose los genitales, extrañamos esa imagen de obrero peludo y mala onda, y no dejamos de preguntarnos, ¿qué hubiera sido de continuar esa imagen?

Por supuesto, toda esta nota fue una excusa para esto:


Facundo Mounes tiene una desconfianza irreconciliable hacía los lampiños. Seguí su amor a los pelos en Twitter y Google+.

2 comments:

Javier F dijo...

no me acordaba de esa "outro", una prueba mas de que la mente borra los recuerdos traumaticos...

Guz dijo...

Do the Mario! da mucho que pensar...

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