Crónica de una noche de juego moderna


La bolsa te quema en las manos. La guardás en tu mochila con ansías de llegar a tu hogar. ¡Qué buen fin de semana! El bondi, el viaje que se hace interminable. Las cuadras hasta casa también. Llegás y revoleás el abrigo, las zapatillas, la mochila. ¡No, la mochila no! La abrís y sacás la preciada bolsa, como si fuera un tesoro arqueológico recién descubierto.


Tenés hambre. No es muy tarde, el reloj apenas marca las nueve y media de la noche. Ya va a haber tiempo para comer. Desnudás el contenido de la bolsa, bajándola como si fuera la panty media de tu amante. Por fin, ese juego por el que esperaste meses, se hace presente. Leíste todas las notas, análisis, jugaste la beta multijugador y la demo para un solo jugador.

Al abrir la caja te imaginás chispas de colores surgiendo de adentro. ¿Cómo un pedazo de plástico puede contener tanta alegría? Colocás TU disco en TU consola. Nadie te puede parar. Vas a jugar hasta quedar ciego.

Opa. Parche. Ok. ¿Tres gigas? Entre cuarenta y cinco minutos y una hora de espera te separan de la diversión. No hay más espacio libre. ¿Qué borrar? La desesperación te invade cuando no encontrás nada que eliminar. ¿Un juego japonés que bajaste la semana pasada? No, con lo que costó entender de que se trataba.

Por supuesto, te olvidaste de esa beta que te ocupa cinco gigas. Eliminarla le lleva diez minutos. Ya son las diez. Ponés el juego, y a bajar el parche. Aprovechás y vas a pedir una pizza. Te das cuenta de que solamente te quedan 10 pesos. La heladera vacía. Salís corriendo al chino.

El chino te hace una seña desde adentro. Ya cerraron. Le suplicás con tu mejor cara de muerto de hambre. Dale. Resignado, te abre la puerta. Un segundo, le decís. Corrés a la góndola de los chacinados, agarras un paquete de salchichas, y en el camino un pan.

"11 pesos" dice el chino. Te revisás todos los bolsillo. Le mostrás el billete de 10. Cara de poker de parte del chino. Dejás el pan, agarrás el vuelto. ¿Quién no se comió una salchicha al plato alguna vez?

Subís los tres pisos por escalera, tranquilo. Pasaron casi veinte minutos, todavía no debe haber ni la mitad. Ponés las salchichas al fuego, revisas los sobrecitos de ketchup a ver cual no esta vencido. Enjuagás un tenedor y un plato. El agua se toma de la canilla, como los machos. El fuego de la hornalla te distraé unos minutos, pero tenés que ver por donde va.

Prendés la tele. Se te hiela el corazón: Error de conexión. No hay palabras que describan tu estado de animo. Reseteas el modem, arranca todo, y empieza a bajar. Por fin. Ponés Tinelli mientras tanto. Mirás el plato con las seis salchichas. Mañana la vas a pasar mal. ¡Pero no hay un mañana! Solo una guerra sin parangón en donde vos serás el héroe.

Cada tanto saltás de canal, para ver el estado. La barra no parece avanzar más. Ya es casi medianoche. Te pesa un poco el cuerpo, pero mañana es un día libre, para los trabajadores de honra que quieren disfrutar de su recompensa poligonal.

Eructas un gusto a chancho con un dejo de vinagre del ketchup. Doce y media. ¡Por fin terminó! Vamos a conectarnos. La adrenalina surge nuevamente, te despierta. Por favor. POR FAVOR, introduzca su Online Pass para jugar en línea. ¿¡Lo qué!?

Mirás la caja, buscás por todos lados. Al final del manual encontrás el código. Lo introducís. Error. Otra vez. Error. Otra vez. Error. Te querés cortar las pelotas. Error. ¡Ah! Ahí agarró. Solo veintitrés intentos. Claro, debe estar todo el mundo jugando. Ya es la una. Te caes de sueño. Se conecta, por fin, con los servidores para multijugador. Esperando partidas. Esperando. Esperando. Esperando...

El sol te pega en los ojos y te despierta. Te duele todo el cuerpo por haberte quedado dormido en una posición incomoda, con el joystick entre las piernas. El juego todavía te desconectó por inactividad. Te arrastrás a apagar la consola. Sacás el disco. Lo ponés en la caja. Te sentás en la computadora. Mercadolibre.com. Vender. ¿El Online Pass? Que se joda el que lo compre.

Abrís el armario. Le sacás el polvo al Songa. Y pasás el mejor sábado desde que tenés diez años.


Facundo Mounes garantiza que esto le va a suceder al 90% de los jugadores en los próximos tres años. No le crean nada, pero síganlo en @facundomounes.

4 comments:

Maximiliano dijo...

"There is no school like old school."

Amen.

Genial "historia".

Kris dijo...

Claramente esos parráfos fueron un reflejo de mi vida.

CyberPunk dijo...

Excelente producción literaria.

Charles Surfairy dijo...

totalmente! mientra mas conozco a mi "plei", mas quiero a mi Nes!

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